"A través de fenómenos como la «amusia» –o incapacidad para sentir la música–, el hiper- musical síndrome de Williams –un extraño fenómeno de extrema sociabilidad–, las alucinaciones musicales, las melodías pegadizas susceptibles de convertirse en bucles sonoros, los perjuicios de nuestra fijación con el iPod o la música como inspiradora de auténtico terror, Sacks elabora un lúcido análisis de la identidad humana y de cómo la música, en un mundo en el que no hay manera de escapar de ella, es un factor clave para crear esa identidad, ya sea de una manera patógena o como un agente enormemente positivo a la hora de tratar el Parkinson, la demencia, el síndrome de Tourette, la encefalitis o los ataques de lóbulo temporal."
Enlazando con el post anterior, os recomiendo también este libro de Sacks en el que une sus dos pasiones: la neuropsiquiatría y la música.Podeis leer algunos de los casos que son realmente interesantes. Teneis un ejemplar en la biblioteca para echarle un vistazo. Ya os comentaré alguna de estas historias en clase.
1 comentario:
Relacionado con este tema, de sonidos que no podemos evitar en un mundo ruidoso, recientemente se ha utilizado en la guerra de Irak el cañón sónico -un arma no letal que simplemente "dispara" un ruido como el de un reactor con lo que las multitudes se dispersan a toda prisa, y en el Ayuntamiento de A Coruña se está estudiando la posibilidad de utilizar el "mosquito", (que también emite un sonido muy vibrante y desagradable y altísimo) para dispersar botellón. La polémica está servida. ¿Es mejor la poli con una porra, como antes?
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