Hemos comenzado la filosofía cartesiana. Como debemos ir muy rápido no tenemos tiempo para estudiar la revolución científica y a sus protagonistas: Copérnico, Kepler y Galileo. Os dejo un pequeño texto de Galileo que se inscribe en el contexto de la polémica sobre el copernicanismo y, en general, sobre la disputa entre la vieja ciencia aristotélica y la nueva ciencia.
"No os preocupeis del Cielo ni de la Tierra, ni temáis su subversión, ni tampoco de la filosofía. porque, por lo que respecta al cielo, es inútil que temáis por aquello que vos mismo tenéis ppor inalterable e impasible. en cuanto a la tierra, nosotros intentamos ennoblecerla y hacerla perfecta cuando tratamos de asimilarla a los cuerpos celestes y, en cierto modo, de ponerla casi en el cielo, del que vuestros filósofos la han arrojado. La propia filosofía no puede sino beneficiarse de nuestras disputas, porque si nuestras ideas son verdaderas, se habrán conseguido nuevos logros, y si son falsas, con su rechazo se verán más claramente confirmadas las teorías anteriores."
Diálogo sobre los dos sistemas máximos del mundo.
Por cierto, existen obras de teatro, películas, misiones espaciales... dedicadas a la figura de Galileo. Aquí os dejo algunas:
Galileo Galilei, una opera de P. Glass.
La vida de Galileo una obra teatral de B. Bretch.
Galileo, película de L. Cavani.
Galileo, película de J. Losey.
1 comentario:
No puedo dejar de apreciar en las palabras de Galileo un cierto aire de sumisión ante la disputa científica de su época. Tanto que contrasta con la siguiente herida narcisista: la evolución. Huxley, en defensa de las teorías de Darwin, tuvo muchos menos remilgos en su debate con el Arzobispo Wilberforce al contestarle a si descendía del mono por parte de su abuelo o su abuela con un “Preferiría descender de dos monos a ser un hombre que teme enfrentarse a la verdad”. Y no digamos Richard Dawkins a día de hoy. Se ha dado la vuelta a la tortilla, se diría, aunque eso no diga mucho a favor de pensar lo que se quiera. Parece que siempre tiene que haber “acertados” y “erróneos”.
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