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En 1953 H.M. se sometió a una operación experimental con el objeto de tratar la grave epilepsia que sufría. En la operación se le extirparon dos tercios del hipocampo, así como el giro hipocámpico y la amígdala. Mejoró de la epilepsia, pero desde entonces sufrió una extraña y profunda forma de amnesia anterógrada: aunque recordaba su vida anterior a la operación, a partir de ese momento fue incapaz de consolidar nuevos contenidos en su memoria semántica a largo plazo. En definitiva, H.M. no podía almacenar nuevos recuerdos.
Sin embargo, su memoria funcional y procedimental quedó intacta. En 1962 la doctora Brenda Milner demostró en un estudio considerado clásico que la capacidad de H.M de crear nuevas memorias procedimentales a largo plazo se mantenía intacta: el paciente era capaz de adquirir nuevas habilidades motoras, aunque no recordaba haberlas aprendido. A lo largo de una serie de pruebas la doctora Milner pidió a H.M. que trazase figuras fijándose en el reflejo de su mano y del papel en un espejo. Cada vez que H.M llevaba a cabo la tarea afirmaba que se trataba de la primera vez que la hacía, sin embargo con la práctica llego a dominar la tarea, hasta el punto de llegar a exclamar en una ocasión ‘¡Esto ha sido mucho más fácil de lo que yo creía!’
La historia del Sr. Molaison, fascinante y terrible, es también la historia de uno de los fracasos más espectaculares de la medicina y de las neurociencias, y ejemplifica el tortuoso camino del progreso en la ciencia.
Fuentes: Wikipedia y obituario en el New York Times.
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